Crisis política y social prevalece en Haití. Haití todavía no se ha recuperado de las consecuencias del terremoto de el año 2010 y de la epidemia de cólera que todavía prevalece en el país.
Una nueva ola de protestas callejeras contra la prórroga del mandato de René Preval en Haití reveló que la opinión pública en el país, atribuye a la corrupción omnímoda de sus allegados y a la distribución errónea de la ayuda humanitaria, prácticamente todos los males que sufre el pueblo.
El plazo presidencial previsto por la Constitución de la república concluyó este lunes 7 de febrero, pero Preval continuará en el poder hasta mayo, en cumplimiento de una ley aprobada el año pasado. Los vecinos suelen explicar tal decisión no tanto por la incertidumbre sobre los resultados de la primera ronda de las elecciones presidenciales, como por el deseo del dirigente de permanecer en el poder y evitar la persecución por los delitos que, según estiman, cometieron sus colaboradores.
Uno de los expertos que compartió sus opiniones con los espectadores del canal RT fue el exdiputado del Parlamento haitiano, Romana Tranquille, quien considera que todos los esfuerzos de la comunidad mundial para ayudar al pueblo, que sufrió hace un año uno de los terremotos más devastadores, son en vano. Aparte de los problemas políticos, administrativos, gubernamentales, opina el activista opositor, el presidente René Preval tiene otro dilema —evidentemente personal— el de dejar el cargo o no. “Lo que está buscando es la manera para protegerse a sí mismo, proteger a sus seguidores, sus cercanos”, exhorta Tranquille. “Esto es lo que está pasando allí”.
En dicha situación inestable la élite política del país caribeño queda en espera de la llegada de una nueva delegación europea, encabezada por el expresidente de España, Felipe González y el exprimer ministro de Francia, Lionel Jospin. Ambos visitarán Puerto Príncipe la próxima semana, al frente de una misión del Club de Madrid, para ensayar las posibilidades de la 'consolidación institucional' como la 'única garantía' de reconstrucción del país.
Según el club, organismo dedicado al reforzamiento de los valores y del liderazgo democrático y al que pertenecen 79 exjefes de Estado o de Gobierno, “sólo el acuerdo entre todas las partes implicadas” permitirá reunir las voluntades y los esfuerzos de los diferentes sectores “para lograr el impulso necesario en el proceso de reconstrucción que los haitianos piden”. “Las divisiones políticas surgidas de la encrucijada electoral deben dar paso a partir de ahora a un consenso democrático en torno a un proyecto de reconstrucción común”, defendió la institución en un comunicado publicado en vísperas del viaje.
“Si entra Aristide —objeta el exdiputado haitiano—, el pueblo va a decir que tiene que juzgar a Preval, y a todos los que allí roban al Estado, a todos los que matan a la población”. Además, el experto destacó la deficiencia de la idea de que la unión de la nación haitiana podría recuperarse tras un diálogo combinado con la ayuda internacional, “sin juzgar a los que cometieron tantos crímenes al país”.
Expresando una opinión bastante difundida por la sociedad isleña, Tranquille denuncia que en realidad, “la comunidad internacional no quiere hacer nada para el país”. “Haití no tiene guerra, —acierta y luego se pregunta— ¿Porqué no mandaron ingenieros, porqué no mandaron doctores, porqué no mandaron agrónomos, ya que es un país agricultor, para ayudarnos? Dicen que han mandado la fuerza. ¿A qué, si no estamos en la guerra?”.
Por su parte el dinero que comprendía la ayuda humanitaria, al juicio de este político, “ya está en el mismo Estados Unidos, en todo un país de influencia, en Suiza, en bancos afuera”. “Entonces nosotros los haitianos tenemos que unirnos para salvar nuestro país”, concluye.